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Jornada de convivencia con familias. Senderismo escolar

Senderismo Escolar al embalse de la Portiña. Abril de 2015
Dom, 19/04/2015

Como padre de Lorena, es para mi un placer relataros, de forma sucinta, los sucesos acontecidos en la marcha que realizamos el pasado domingo, día 19 de abril de 2015, y que tuvo como punto de partida el IES.”Juan Antonio Castro” de nuestra ciudad.

Fue un precioso día, buena temperatura, sol brillante, pero no abrasador, viento racheado  que favorecía   la marcha y aliviaba el posible calor y un camino con leves elevaciones que no asfixiaban a los viandantes. A fuerza de ser sinceros, no fuimos muchos los padres que acudimos a la amable convocatoria del colegio “BIOS”, que tenía como objetivo fomentar la convivencia entre los miembros de la comunidad escolar y hacer un poco de deporte, que nunca viene mal para el cuerpo y para el espíritu.
Iniciada la marcha en el I.E.S. Juan Antonio Castro, atravesamos huertas y llanos, siguiendo la antigua carretera de Segurilla en dirección al embalse de la Portiña que era el principal objetivo. Cruzamos el Canal del Alberche, donde hicimos una brevísima parada para mostrar a los niños que nos acompañaban la importancia de dicha vía acuática.
Aquí comenzó la ascensión al pantano y había que decidir si el recorrido alrededor del embalse se iba a realizar por la derecha o por la izquierda. Finalmente se optó por la primera opción y subimos junto a la pared de la presa hasta encontrar el camino que discurre bordeando el embalse.
Una parada para beber agua y tomar una rica chocolatina ofrecida por Emilio y comenzamos a disfrutar de los maravillosos sonidos de los pájaros que pueblan los frondosos bosques de pinos y encinas que crecen a orillas del agua y observamos algún que otro. Lamentando la ausencia de un ornitólogo en nuestra expedición que nos enseñase a distinguir los sonidos de las aves. Hablando de aves, también observamos numerosos patos, de variados colores que se zambullían en las dulces aguas, a veces salpicadas por los ágiles saltos de las carpas. Gracias a los prismáticos que portaba Emilio podíamos divisar de cerca las evoluciones de las aves acuáticas.
Atravesamos el puente por el que cruza, sobre el embalse, la hoy excesivamente transitada carretera de Segurilla e iniciamos el recorrido por la otra orilla del pantano. Aquí encontramos muchas subidas y bajadas y, aunque la vegetación no es tan frondosa, se puede seguir disfrutando con las vistas de los patos y los niños encantados, sobre todo, acariciando a unos preciosos caballos que encontramos a la vera del camino. Ya el estómago avisaba de la necesidad de reponer fuerzas y, tras atravesar una zona de nidificación de aves, como anunciaba un cartel de manera clara, llegamos a una explanada en la que encontramos dos mesas con bancos y decidimos que era el lugar ideal para reparar fuerzas y dar cuenta de los bocadillos y otras viandas que permitieron saciar nuestro apetito en animada conversación. Se agradece compartir la comida en buena compañía y, mientras se recuperan los cuerpos para seguir el camino, se aprovecha para conocer mejor a los compañeros de viaje.
Una vez realizada la tradicional foto de grupo, proseguimos nuestra marcha para afrontar el tramo final del camino. Una animada charla con los compañeros de viaje sirve para amenizar los últimos kilómetros, mientras descendemos hacia la fértil vega de Talavera para culminar nuestro recorrido en el punto de partida. 
Hemos tenido un buen día, las piernas han respondido y hemos disfrutado de la naturaleza en agradable compañía ¿Qué más se puede pedir?, que se repita pronto.

Puedes ver una selección de las fotos en Nuestra Galería.

Raúl García Díaz