Volando voy, volando vengo...
Hoy 31 de octubre hemos hecho otra salida en el Colegio BIOS, el destino era nuevamente la FIAGA y en esta ocasión queríamos ver una exposición de avicultura. No era, en un principio, una excursión que personalmente me atrajera en exceso, imaginaba un montón de gallinas metidas en jaulas y no es muy de mi agrado ver animales enjaulados, los prefiero en libertad. No obstante, pensé que podría ser algo ameno para mis alumnos, mis estupendos chicos y chicas de EBO 3.
La mañana se presentaba estupenda, un sol maravilloso nos ha acompañado por todo el trayecto y hemos ido caminando entre bromas y risas, siempre de la mano de mi querido Cristian, que hoy, especialmente gracioso, iba saludando a todos los peatones y a cada uno de los conductores que se paraban para dejarnos pasar por el paso de cebra. Al fin hemos llegado al recinto ferial y allí la misma azafata que nos recibió en la salida anterior, nos ha indicado por dónde dirigirnos para ver a todas las aves, me ha resultado muy grato su agradable comentario: “qué bien, otra vez aquí”.
Y tal y como yo pensaba, las gallinas y otras aves estaban en jaulas, pero no parecían muy tristes y mostraban un aspecto hermoso. Gran variedad de aves con plumajes de colores, pintados de lunares blancos sobre plumas negras, blancos impolutos con moñetes de plumas en la cabeza, naranjas muy vivos y azules celeste. ¡Qué hermoso arco iris plumífero!
Una gran variedad de aves ante nosotros, gallinas grandes y enanas, ocas y patos, pavos reales y de los otros, codornices, perdices, un búho precioso que nos miraba con grandes ojos redondos. Mis alumnos desprendían admiración y curiosidad por todo lo que veíamos y ¡qué ilusión! Un burrito y un pony sesteaban en el centro de la exposición. Allí cerquita estaban unos enormes conejos gigantes que escuchaban nuestros elogios con sus estiradas orejas. Ya estábamos terminando de ver la exposición, cuando descubro unas jaulas con el letrero GALLINA DE GUINEA, qué coincidencia, la gallina de Guinea fue uno de mis animales preferidos en la niñez. Yo tenía un álbum de cromos con dibujos de animales y la gallina de Guinea el cromo más difícil de conseguir, los recuerdos han llegado a mi mente y he vuelto a vivir aquella agradable sensación infantil al conseguir por fin el cromo deseado. Hoy la he visto ¡en persona! Mejor dicho ¡en gallina! Mis chicos se han reído mucho cuando se lo he contado.
Bien, la vuelta ha pasado por un parque donde hemos comido el bocadillo y subido a columpios y toboganes. Y no he podido resistirme, al ayudar a Cristian a bajar por el tobogán, me he deslizado como una chiquilla de pocos años y os tengo que decir que ha sido una “pasada”.
La visita a la exposición creo que ha sido del agrado de todos, niños y mayores hemos disfrutado de lo lindo, y como dice la canción “por el camino…yo me entretengo”.